23 sept 2009

Clases desde la estación espacial para despertar vocaciones científicas

"¿Hola, es la estación espacial? ¿Nos pueden hacer un experimento?" A veces hay que recurrir a la espectacularidad para transmitir el gusto por la ciencia y, por qué no, fomentar las vocaciones científicas, que tanta falta hacen para el desarrollo de la Sociedad del Conocimiento.


Esta mañana, un grupo de chavales de institutos europeos han conectado en directo por videoconferencia con el astronauta belga Frank de Winne, a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS, en sus siglas en inglés) junto con otros cinco astronautas, orbitando a 400 kilómetros de altitud, para llevar a cabo un sencillo experimento en el laboratorio Columbus: demostrar los efectos de la caída libre en el espacio.


El equipo español de escolares, dirigido por el profesor de Física Anicet Cosialls, del Instituto de Educación Secundaria Guindàvols (Lleida), junto con otros equipos de Grecia y Bélgica, han ganado ex aequo el primer premio del concurso de la Agencia Espacial Europea (ESA) Take your classroom into space (Lleva tu clase al espacio).


Los escolares españoles han contactado con el astronauta desde el museo de la ciencia Cosmocaixa (Barcelona) de la Obra Social La Caixa. Su trabajo era demostrar cómo se pesa a los astronautas. El segundo premio recayó en dos profesores de Bélgica y Milán, que propusieron experimentos sobre el comportamiento de la capilaridad en el espacio. De hecho, la mayor parte de las propuestas recibidas procedían de España y Bélgica.


Para el primer experimento, De Winne y los escolares han calculado la masa de un objeto en la ISS midiendo el tiempo de las oscilaciones de un objeto entre dos muelles. De Winne lo ha realizado en la nave mediante un pequeño dispositivo y, cronómetro y calculadora en mano, ha calculado el peso de una pequeña masa.


Motivar con experimentos


La docena de alumnos del equipo del profesor Cosialls participan en la asignatura optativa de 2º de ESO Introducción a la Astronomía y las Ciencias del Espacio. "Este concurso les ha animado mucho, pero es que esta asignatura de por sí nos permite mucho juego porque no tienes la rigidez estricta de los programas educativos. Poder realizar experimentos como este, aunque sean sencillos, es una gran motivación", asegura Cosialls. Este profesor, muy curtido en las artes de la divulgación científica, ya ganó en el año 2005 con sus estudiantes el premio europeo del concurso Catch a Star (Adopta una estrella). Claro que, para animación, el premio. "Hablar con los astronautas de la estación espacial no tiene precio, somos unos privilegiados; antes sólo lo podían hacer los presidentes de Gobierno", asegura Anicet Cosialls.


Un apasionado de los cohetes es Stephan, de 15 años, uno de sus alumnos. Escogió la asignatura optativa "porque me gustan mucho los experimentos y hacer cohetes es muy emocionante". Stephan, cronómetro en mano, suspiró cuando, tras muchas horas en el colegio practicando, les salió el experimento que ahora ha repetido el astronauta De Winne en el espacio. Practicante de natación y kick boxing, aún no tiene claro a qué se dedicará en el futuro.



Su compañera Sara, de 14 años, es una chica despierta, que se encargó de realizar los cálculos del experimento; "es el trabajo que me tocó". Tiene claro que la ciencia no es sólo cosa de chicos, sino que todos somos iguales. Le gustan las ciencias desde que era muy pequeña, sobre todo las naturales. De hecho, va a seguir el bachillerato científico y se plantea estudiar medicina, aunque también saca tiempo para bailar hip hop, una de sus grandes aficiones.


Entre otras tareas, los alumnos de Cosialls construyen cohetes propulsados por gas y agua, como el que hoy han lanzado desde el museo y que puede alcanzar los 140 metros de altitud. "Se trata de construir el cohete, explicar por qué vuela y después diseñamos un hipotético viaje a la Luna", añade Cosialls. En su haber tiene ex alumnos "que ya han acabado la carrera de Físicas y que en su momento hicieron este 'viaje".


"Los astronautas de la ESA no sólo hacen experimentos científicos, dan paseos espaciales o mantienen la estación espacial, sino que también forman parte de un programa educativo. Queremos inspirar a las nuevas generaciones a hacer ciencia y tecnología, que los niños puedan soñar con ser astronautas y de mayores realicen estudios de ciencias o ingeniería, porque encontrarán muchas puertas abiertas", afirma Xavier Ventura, director de la oficina de Comunicación y Educación de la ESA.


Sólo hay que ver el éxito de convocatoria que tuvo el último concurso para convertirse en uno de los seis nuevos astronautas de la ESA: se presentaron 10.000 candidatos (890 españoles), que tenían que presentar un certificado médico, certificado de piloto, ingeniero o físico, hablar inglés o ruso. A pesar de la crisis, "la ciencia y tecnología espaciales tienen futuro", asegura Gloria García Cuadrado, física y directora del consorcio Barcelona Aeronautics & Space Association (BAIE): "Hoy he visto muchas caras ilusionadas, que es lo que necesitamos para animar a los jóvenes a que sigan carreras científicas; da igual si después hacen ciencias físicas, ingenierías o medicina. El espacio tiene una capacidad de atracción que no tiene otros sectores, tanto para generar conocimiento como industrias que difícilmente se pueden deslocalizar, para crear nuevas generaciones de investigadores".





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