4 nov 2009

Científicos españoles trabajan en un "DNI facial"


¿Cansado de sacar el carné de identidad cada vez que paga con tarjeta, va a coger un vuelo o se lo pide la administración o alguna figura de autoridad? Científicos de la Universidad Carlos III (UC3M) trabajan en el desarrollo de un sistema para que quizás en un futuro sólo tenga que mostrar su cara si debe ser reconocido. Se trata del «DNI facial» de cada individuo, con las características más reseñables de su cara y una precisión de hasta un 95 por ciento.

Desarrollado por científicos de esta universidad madrileña junto con investigadores de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y de la Universidad Técnica de Dinamarca, el nuevo sistema de «biometría facial» se basa en la creación de modelos individualizados.

El matemático David Delgado Gómez, perteneciente al Departamento de Estadística de la UC3M, ha explicado que las técnicas de reconocimiento basadas en los rasgos del rostro suelen basarse en la búsqueda de las diferencias que presenta la cara de una persona con respecto a todas las demás.

Esta investigación aborda el problema desde un punto de vista distinto, ha planteado Delgado, para quien «la diferencia es la idea de modelos individualizados». El objetivo «es crear un modelo para cada persona que remarque las características más discriminantes de cada rostro, como una especie de «DNI facial» basado en los rasgos diferenciadores.

La mujer alta de ojos azules

A los investigadores se les ocurrió esta idea al pensar en una situación concreta: muchas personas reunidas en una sala y alguien que llega preguntando por una de ellas. «Nuestra forma de describirla sería mediante algunas características que el resto no posea, como por ejemplo la mujer alta de ojos azules o el chico calvo con barba. Intentamos aplicar esta idea a nuestro algoritmo», comenta el profesor Delgado

Un sistema de biometría facial consta normalmente de tres componentes: una cámara que registre una imagen, un programa que determine la geometría del rostro y un sistema que clasifique todos esos elementos para diferenciar entre unas y otras personas.

Los investigadores han comprobado que cuando este sistema se utiliza en un entorno controlado puede alcanzar el 95 por ciento de precisión, pero apuntan que una iluminación incorrecta a la hora de registrar la imagen puede cambiar el color de la cara. Otro de los obstáculos que aún debe salvar este sistema es el paso del tiempo y los cambios que ello supone en los rostros de las personas como arrugas o cambios de peso, lo que puede engañar a los clasificadores.

Por contra, el sistema tiene la ventaja de que no necesita la interacción directa de la persona, como ocurre con la identificación por huella dactilar o por el iris


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