22 jun 2010

Vacaciones sostenibles en La Coruña


El turismo rural gana adeptos cada año. Y el de Naturaleza, que no es lo mismo, también. Por eso, aumenta el número de establecimientos para uno y para otro. La coherencia entre el lugar en el que se asientan y el respeto ambiental también crece. Así como el número de clientes que valoran estas diferencias. Lo han podido comprobar tras nueve años de funcionamiento en Alvarella Ecoturismo, un albergue turístico situado junto al Parque Natural Fragas del Eume, en La Coruña, y que consta de una casa rural rehabilitada y un albergue, situados en una finca de seis hectáreas.


«Con el tiempo hemos visto cómo cada vez más gente aprecia las cosas que hemos hecho para identificarnos», afirma Jorge Gude, director del establecimiento. Cosas como la rehabilitación de una casa existente, la construcción de un nuevo edificio como albergue y la realización de actividades de educación ambiental.

«El nuevo edificio –prosigue– se planteó con criterios de construcción bioclimática y sostenible. Criterios plasmados en el diseño del edificio, empleo de renovables, reciclado de los residuos y uso de materiales, los más ecológicos posibles, reciclables y procedentes de industrias locales».

Materiales utilizados
No han pasado tantos años y, sin embargo, Gude recuerda que «en 2001 era complicado conseguir determinados materiales que eran “raros” entonces en España. Y tuvimos que renunciar a algunas cosas porque no eran viables económicamente». Entre las primeras, las pinturas ecológicas, el linóleo del suelo y la termoarcilla; y respecto a lo segundo, «pusimos carpinterías de aluminio, porque las de madera se nos iban de presupuesto», dice.

«Están casi todas las renovables –continúa–: termosolar para agua caliente y calefacción, fotovoltaica y eólica para la iluminación exterior. Ahora hemos instalado una caldera de biomasa en la sala de talleres y hemos podido elegir entre cinco empresas gallegas. Próximamente pondremos geotermia en la casa».


El empeño de la coherencia tenía, además, otro objetivo: el albergue acoge actividades de educación ambiental. «Vienen colegios, empresas, grupos, y queríamos que el edificio permitiera mostrar cómo funcionan las renovables, el sistema de separación de aguas, las grises por una parte, reutilizadas para riego, y las negras por otra, con la producción de compost con los residuos orgánicos. Porque, así, los clientes ven que el agua de la ducha sale igual de caliente, y que la energía eléctrica que obtenemos ilumina igual», explica el director del establecimiento.


A todo esto, hay que añadir que tienen un huerto ecológico, que abonan con su propio compost y del que obtienen una parte de la comida de los menús que elaboran, fomentan el empleo local, el consumo de productos de la comarca y colaboran con ONG ambientales para desarrollar actividades. Además, tienen la ecoetiqueta Ecolabel europea que garantiza un alto nivel de protección ambiental. «Sólo ocho establecimientos en España la tenemos, y somos el primer albergue en conseguirla», asegura. Por todo ello, han obtenido un accésit en la última edición de la sección española de los Premios Europeos de Medio Ambiente, en la categoría de productos y servicios para el desarrollo sostenible.




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