22 nov 2010

Tenerife, isla marciana


Todo Marte es volcánico, dice Jesús Martínez Frías, miembro del Centro de Astrobiología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Y, como Marte, todo Tenerife es volcánico, como también su origen y el del resto del archipiélago canario, lo que convierte a la isla en un gran laboratorio marciano. Las analogías entre zonas como las Cañadas del Teide y el planeta Rojo van más allá del paisaje árido y rocoso que el cine de ciencia ficción ha instalado en el imaginario colectivo. Tan es así que la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) tienen en el parque nacional que circunda al pico más alto de España un banco de pruebas casi sin parangón. De hecho, las pruebas ya han comenzado: hace solo un par de semanas, un equipo de científicos analizaban a las faldas del Teide uno de los instrumentos que se enviará a Marte en la misión «ExoMars», que comenzará en 2016.

«En Marte, se están buscando zonas donde el agua haya podido contactar con la roca volcánica y donde, por su acción, esta se haya visto alterada», explica Martínez Frías, quien junto a Fernando Rull, catedrático de Mineralogía y Petrología de la Universidad de Valladolid, y Goestar Klingelhoefer, investigador de la NASA y referencia en el estudio del agua en Marte, encabezó al grupo en su trabajo en Tenerife. El objetivo: probar el «Raman», uno de los siete instrumentos que, seleccionados de entre una veintena, serán enviados a la superficie marciana para tratar de detectar actividad biológica.

«Varios sitios en la Tierra son potenciales análogos a los procesos que se han desarrollado en Marte y, en particular, a aquellos en los que ha participado el agua», detalla Rull, principal investigador del «Raman», quien señala a las Cañadas del Teide, en general, y a la zona de Los Azulejos, en particular, como uno de esos lugares «marcianos», entre los que también se encuentran otros enclaves del país, como Río Tinto, en Huelva; el barranco Jaroso, en Almería, o Campo de Calatrava, en Ciudad Real. «El Teide y otras zonas de la isla, como Anaga o el Malpaís de Güímar, tienen un grandísimo potencial para hacer estudios sobre la acción del agua en los materiales», añade el catedrático de la universidad vallisoletana. Precisamente, la detección de actividad biológica —de vida— sobre los minerales es objetivo fundamental de la «ExoMars» y, para que exista esta actividad, puntualiza el experto, «asumimos que debe haber tenido relación con el agua».

En esta misión, para la que trabajan conjuntamente la NASA y la ESA, el referido «Raman» —cuyos resultados en el Teide fueron, en palabras de Rull, «muy buenos»— juega un papel «esencial». El trabajo de este aparato, que irá montado sobre un «Rover» —el explorador móvil que puede verse en la imagen que acompaña esta información—, consiste en identificar los minerales relacionados con el líquido elemento, a fin de poder detectar algún componente orgánico y, en definitiva, vida presente o pasada.

El instrumento cuenta con un láser que iluminan los materiales sin ejercer acción alguna sobre éstos. Luego, ese láser o luz se analiza con un espectrómetro. La inmensa mayoría de luz no registra información alguna, salvo una ínfima parte, que lleva consigo la información atómico-molecular de la materia. Es esa parte la que sirve a la labor de los científicos. De este modo, el «Raman» analizará las muestras que el explorador «Rover» tomará bajo la superficie de Marte. «Los resultados en el Teide han sido muy buenos; se han detectado algunos sulfatos y silicatos», avanza el catedrático de Mineralogía y Petrología.


Aterrizaje en el volcán

El trabajo de campo en Los Azulejos —donde la acción del agua sobre el material volcánico ha derivado en peculiares formas y colores— resultó tan satisfactorio que la idea del equipo investigador es llevar a cabo una simulación completa de lo que será el trabajo en el planeta Rojo el próximo año. Así, el objetivo es que el «Rover», o al menos un buen número de las herramientas que porta, aterrice, antes que en Marte, en la versión a pequeña escala que supone el Teide.

«¿Por qué ir a Hawai, por ejemplo, si hay en Canarias una excelente plataforma de trabajo?», cuestiona Martínez Frías, que señala más similitudes entre las islas y el cuarto planeta del Sistema Solar: «Es todo volcánico, aunque también existe cierta heterogeneidad, al igual que en el archipiélago. La zona de Los Azulejos, en las Cañadas, no solo es interesante de cara a la “ExoMars”, sino, además, para la próxima misión de la NASA», profundiza el científico del CSIC, que participa también en ese otro proyecto del organismo estadounidense y que atiende a ABC desde Costa Rica, donde continúa las investigaciones.

«Estamos trabajando en distintas zonas de la Tierra con interés científico, tales como Costa Rica o Mauritania. En el Teide, tuvimos una primera toma de contacto, que queremos llevar a más en 2011, lo que sería imposible, en este caso, sin el apoyo que brinda el Organismo Autónomo de Museos y Centros» (ente dependiente del Cabildo de Tenerife que colaboró con la expedición), ahonda Martínez Frías.


«ExoMars» 2016-2018

La misión para la que Tenerife ha sido y será lugar de ensayo, la «ExoMars», es fruto del trabajo conjunto de la ESA y la NASA. La Agencia Espacial Europea se encarga del desarrollo del plan, para lo que cuenta con la colaboración de la Administración norteamericana.

El ambicioso objetivo de este macroproyecto pasa por indagar en la actividad biológica de Marte; en otras palabras, por ampliar el conocimiento sobre la vida en el planeta Rojo, para lo que la detección de materiales que hayan sufrido la acción del agua será parte fundamental, de ahí el importante papel que, por sus similitudes geológicas, juega el «laboratorio natural» del Teide.

La hoja de ruta del proyecto contempla dos fases: en primer lugar, se lanzarán al espacio, en 2016, el orbitador y un artefacto inmóvil que quedará instalado en la superficie marciana. Ya en 2018, viajarán hacia el vecino planeta los dos «Rover» —uno, de firma europea y otro, estadounidense—, dos ingenios exploradores sobre los que irán montados los instrumentos necesarios, entre ellos el «Raman», para ampliar el conocimiento sobre la vida más allá de la Tierra. Los acuerdos suscritos por la NASA y la ESA permitirán que los datos que transmitan estos vehículos sean más fiables si cabe. Seguramente, a la fiabilidad del «Rover» europeo contribuirán también los «entrenamientos» a los que, el próximo año, será sometido en el volcán tinerfeño.

«En Marte, se están buscando zonas donde el agua haya podido contactar con la roca volcánica y donde, por su acción, esta se haya visto alterada», explica Martínez Frías, quien junto a Fernando Rull, catedrático de Mineralogía y Petrología de la Universidad de Valladolid, y Goestar Klingelhoefer, investigador de la NASA y referencia en el estudio del agua en Marte, encabezó al grupo en su trabajo en Tenerife. El objetivo: probar el «Raman», uno de los siete instrumentos que, seleccionados de entre una veintena, serán enviados a la superficie marciana para tratar de detectar actividad biológica.

«Varios sitios en la Tierra son potenciales análogos a los procesos que se han desarrollado en Marte y, en particular, a aquellos en los que ha participado el agua», detalla Rull, principal investigador del «Raman», quien señala a las Cañadas del Teide, en general, y a la zona de Los Azulejos, en particular, como uno de esos lugares «marcianos», entre los que también se encuentran otros enclaves del país, como Río Tinto, en Huelva; el barranco Jaroso, en Almería, o Campo de Calatrava, en Ciudad Real. «El Teide y otras zonas de la isla, como Anaga o el Malpaís de Güímar, tienen un grandísimo potencial para hacer estudios sobre la acción del agua en los materiales», añade el catedrático de la universidad vallisoletana. Precisamente, la detección de actividad biológica —de vida— sobre los minerales es objetivo fundamental de la «ExoMars» y, para que exista esta actividad, puntualiza el experto, «asumimos que debe haber tenido relación con el agua».

En esta misión, para la que trabajan conjuntamente la NASA y la ESA, el referido «Raman» —cuyos resultados en el Teide fueron, en palabras de Rull, «muy buenos»— juega un papel «esencial». El trabajo de este aparato, que irá montado sobre un «Rover» —el explorador móvil que puede verse en la imagen que acompaña esta información—, consiste en identificar los minerales relacionados con el líquido elemento, a fin de poder detectar algún componente orgánico y, en definitiva, vida presente o pasada.

El instrumento cuenta con un láser que iluminan los materiales sin ejercer acción alguna sobre éstos. Luego, ese láser o luz se analiza con un espectrómetro. La inmensa mayoría de luz no registra información alguna, salvo una ínfima parte, que lleva consigo la información atómico-molecular de la materia. Es esa parte la que sirve a la labor de los científicos. De este modo, el «Raman» analizará las muestras que el explorador «Rover» tomará bajo la superficie de Marte. «Los resultados en el Teide han sido muy buenos; se han detectado algunos sulfatos y silicatos», avanza el catedrático de Mineralogía y Petrología.


Aterrizaje en el volcán

El trabajo de campo en Los Azulejos —donde la acción del agua sobre el material volcánico ha derivado en peculiares formas y colores— resultó tan satisfactorio que la idea del equipo investigador es llevar a cabo una simulación completa de lo que será el trabajo en el planeta Rojo el próximo año. Así, el objetivo es que el «Rover», o al menos un buen número de las herramientas que porta, aterrice, antes que en Marte, en la versión a pequeña escala que supone el Teide.

«¿Por qué ir a Hawai, por ejemplo, si hay en Canarias una excelente plataforma de trabajo?», cuestiona Martínez Frías, que señala más similitudes entre las islas y el cuarto planeta del Sistema Solar: «Es todo volcánico, aunque también existe cierta heterogeneidad, al igual que en el archipiélago. La zona de Los Azulejos, en las Cañadas, no solo es interesante de cara a la “ExoMars”, sino, además, para la próxima misión de la NASA», profundiza el científico del CSIC, que participa también en ese otro proyecto del organismo estadounidense y que atiende a ABC desde Costa Rica, donde continúa las investigaciones.

«Estamos trabajando en distintas zonas de la Tierra con interés científico, tales como Costa Rica o Mauritania. En el Teide, tuvimos una primera toma de contacto, que queremos llevar a más en 2011, lo que sería imposible, en este caso, sin el apoyo que brinda el Organismo Autónomo de Museos y Centros» (ente dependiente del Cabildo de Tenerife que colaboró con la expedición), ahonda Martínez Frías.


«ExoMars» 2016-2018

La misión para la que Tenerife ha sido y será lugar de ensayo, la «ExoMars», es fruto del trabajo conjunto de la ESA y la NASA. La Agencia Espacial Europea se encarga del desarrollo del plan, para lo que cuenta con la colaboración de la Administración norteamericana.

El ambicioso objetivo de este macroproyecto pasa por indagar en la actividad biológica de Marte; en otras palabras, por ampliar el conocimiento sobre la vida en el planeta Rojo, para lo que la detección de materiales que hayan sufrido la acción del agua será parte fundamental, de ahí el importante papel que, por sus similitudes geológicas, juega el «laboratorio natural» del Teide.

La hoja de ruta del proyecto contempla dos fases: en primer lugar, se lanzarán al espacio, en 2016, el orbitador y un artefacto inmóvil que quedará instalado en la superficie marciana. Ya en 2018, viajarán hacia el vecino planeta los dos «Rover» —uno, de firma europea y otro, estadounidense—, dos ingenios exploradores sobre los que irán montados los instrumentos necesarios, entre ellos el «Raman», para ampliar el conocimiento sobre la vida más allá de la Tierra. Los acuerdos suscritos por la NASA y la ESA permitirán que los datos que transmitan estos vehículos sean más fiables si cabe. Seguramente, a la fiabilidad del «Rover» europeo contribuirán también los «entrenamientos» a los que, el próximo año, será sometido en el volcán tinerfeño.


FUENTE:
http://www.abc.es/20101120/sociedad/tenerife-201011200504.html




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