4 oct 2011

Hallan millones de virus desconocidos ocultos en aguas residuales


Una nueva investigación, publicada online en «mBio», acaba de revelar un impresionante mundo de diversidad vírica que probablemente juega algún tipo de papel tanto en la salud de los seres humanos como en el medioambiente.

Hasta la fecha, y a pesar de que se sabe que hay muchos más, los biólogos solo han logrado describir unos pocos miles de virus. Pero una nueva investigación acaba de revelar un impresionante mundo de diversidad vírica prosperando debajo mismo de nuestras narices. Publicado online en «mBio», la revista de la Sociedad Americana de Microbiología, el estudio se ha centrado en el análisis de aguas residuales de Norteamérica, Europa y Africa. Y ha encontrado, de un solo golpe, miles, puede que millones, de virus totalmente desconocidos para la ciencia. Muchos de ellos podrían tener algún papel en la salud de los seres humanos.


Como los científicos saben muy bien, los virus están, literalmente, en todas partes. Durante cada segundo de cada día de nuestras vidas, los seres humanos estamos expuestos a virus allá donde nos encontremos y hagamos lo que hagamos: dando un paseo, en el coche, comiendo, bebiendo, trabajando, durmiendo...

A pesar de ello, nuestro conocimiento del universo de los virus se limita a una pequeñísima fracción de los que en realidad existen. Hay sobre la Tierra cerca de 1,8 millones de especies diferentes, y todas ellas albergan un número indeterminado de virus únicos y específicos de cada uno de esos organismos. A pesar de ello, solo unos 3.000 virus han sido identificados y clasificados hasta la fecha.

Firmas genéticas

Para explorar por lo menos una parte de esta enorme diversidad desconocida y calcular el número de virus diferentes que puede haber "ahí fuera", los investigadores se fijaron en las firmas genéticas de los virus presentes en las aguas residuales de tres continentes. Y se encontraron, en primer lugar, con 234 virus conocidos, pertenecientes a 26 familias víricas bien diferenciadas. Lo cual, de paso, convierte a las aguas residuales en el "hogar" de la mayor diversidad de virus jamás encontrada hasta ahora.

Entre estos virus conocidos encontrados por los investigadores se incluyen patógenos humanos como papilomavirus y otros responsables de varios trabstornos estomacales. Otros, sin embargo, estaban relacionados con "vecinos" de las cloacas muy bien conocidos por nosotros: roedores y cucarachas.

En las aguas analizadas también había bacterias, por lo que no resultó extraño para los biólogos que las firmas genéticas de los virus que atacan a bacterias destacaran, por su número, entre todos las demás familias presentes. Finalmente, un buen número de los virus conocidos que se identificaron procedían de plantas, algo que también resulta lógico ya que los vegetales son quizá el alimento más común entre los humanos.

Sin embargo, las aguas residuales analizadas contenían mucho más que esos 234 virus ya conocidos. De hecho, la inmensa mayoría de las firmas genéticas encontradas pertenecían a virus completmente nuevos y desconocidos. Miles de ellos, puede que incluso millones... Lo cual, para Michael Imperiale, biólogo de la Universidad de Michigan y autor principal del estudio, es un hecho muy significativo, ya que seguramente muchos de esos virus desconocidos juegan algún tipo de papel tanto en la salud de los seres humanos como en el medioambiente. Papeles que, sencillamente, aún no se han identificado.

Posibles efectos «beneficiosos»

Sin embargo, no todos los virus tienen, necesariamente, que ser malos para nosotros. "Hay teorías -explica Imperiale- que sostienen que podemos ser infectados por virus que no causen enfermedad alguna y que, al contrario, nos resulten beneficiosos". Hay ejemplos de esta clase de virus "benéficos" en el mundo animal. Por ejemplo un virus de herpes en ratones que los hace resistentes a las infecciones bacterianas.

En vista del éxito obtenido, los investigadores planean ahora dar el siguiente paso analizando otros ambientes en los que los virus puedan prosperar a sus anchas, como lo hacen en las aguas residuales. Y eso, opina Michael Imperiale, traerá un gran número de nuevos descubrimientos: "Creo que estamos apenas en la punta del iceberg en cuanto a saber cuántos virus puede haber ahí fuera. Y pienso que en el océano, por ejemplo, encontraremos cantidades que superan en varios órdenes de magnitud a las que hemos hallado en las aguas residuales".


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