1 jun 2012

El Príncipe de Asturias premia la ingeniería de proteínas

Como ya habían adelantado las quinielas, el biólogo británico Gregory Winter y el patólogo estadounidense Richard A. Lerner han sido este año los elegidos como Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, imponiéndose a otros finalistas como el japonés Shinya Yamanaka, que se queda a las puertas por segundo año consecutivo.



Winter (1951) y Lerner (1938) son considerados pioneros en el trabajo con anticuerpos monoclonales, unos compuestos creados en el laboratorio y que están diseñados para unirse a una sustancia del organismo, por ejemplo, una célula tumoral. Ambos han participado en el desarrollo de un fármaco millonario para la artritis reumatoide, Humira, cuyas ventas anuales sólo en EEUU asciencen a más de 1.000 millones de dólares.

El primero, director del laboratorio de Biología Molecular de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), logró por primera vez en 1986 humanizar un anticuerpo, para poder emplearlo en forma de medicamento. Es fundador de la compañía 'Cambridge Antibody Technology', que en la actualidad forma parte de Medimmune, la unidad de negocio biológico del gigante AstraZeneca.

Pero ésta no es su única incursión en el mundo de la biotecnología, el nuevo Príncipe de Asturias fue cofundador de Domantis, en la actualidad ligada a GSK; es creador de otra compañía, Bicycle Therapeutics, y forma parte del comité científico de Covagen. Fue nombrado caballero en el Reino Unido en 2004 por su contribución a la ciencia.

Lerner, por su parte, es considerado el padre de los anticuerpos catalíticos, que no sólo son capaces de identificar una molécula concreta del organismo y unirse a ella, sino que además generan una reacción química capaz de destruirla y deshacerse de ella.

Quien fuera presidente del Instituto Scripps de Investigación durante 25 años (uno de los organismos científicos sin ánimo de lucro más prestigioso del mundo), tiene en su poder 67 patentes y más de 400 investigaciones publicadas, entre ellas las primeras que alertaron de los riesgos del ozono para la salud. Cuenta en su honor con casi 30 premios y distinciones y es miembro, entre otras instituciones, de la Academia de Ciencias de EEUU. También asesora a numerosas organizacioes públicas y provadas, como el gigante Kraft Foods, lo que le ha valido algunas acusaciones de 'conflictos de intereses' con la organización de consumidores Public Citizen.

El año pasado, el jurado premió a Joseph Altman, Arturo Álvarez-Buylla y Giacomo Rizzolatti por sus trabajos en el terreno de la neurobiología. Concretamente, a estos tres científicos se les atribuye el descubrimiento de que el cerebro adulto es capaz de regenerarse.

Era el segundo año consecutivo que el premio recaía en un trío vinculado al cerebro, después de que en 2010, el Príncipe de Asturias fuese a parar a Linda Watkins, Baruch Minke y David Julius por sus estudios en la neurobiología del dolor.


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